Mantén la calma y saca sobresalientes: Qué hacer antes, durante y después de cada examen

¿Has estado estudiando como un loco, pero no has conseguido los resultados que querías en los exámenes? No estás solo. Aquí tienes algunos consejos y trucos que he investigado para que vuelvas a estar en la zona A.

Antes del examen

Utiliza el método de loci. La mayoría de las veces, el aula en la que se imparten las clases es la misma en la que vas a hacer el examen. Lo único que tienes que hacer es asociar un concepto o tema a un objeto de la sala. Durante el examen, sólo tendrás que recordar las asociaciones que hiciste de antemano.

Empieza pronto. Espacia tus sesiones de estudio en pequeños trozos. Algunos estudiantes creen que estudiar con demasiada antelación a un examen es inútil porque es probable que se olvide lo estudiado en los primeros días. Sin embargo, la ciencia demuestra que los estudiantes retienen una mayor parte de la información cubierta a lo largo de varias sesiones más cortas que abarrotando un curso entero en una noche.

Un estudiante activo vence a uno pasivo. En sentido literal y figurado. No te limites a leer en tu cabeza. Lee en voz alta. Mejor aún, mientras lees tus apuntes, anota los puntos clave. Cuando sea posible, haz un poco de ejercicio antes de cualquier examen para potenciar tu memoria y tus niveles de energía.

Sé madrugador y noctámbulo. Aunque desprecies las mañanas, estudiar poco después de levantarte tiene sus ventajas. Tu cerebro tiene más espacio para absorber información al principio del día. Si duermes lo suficiente, estarás bien descansado y podrás concentrarte mejor. Estudiar con luz natural también es mejor para los ojos. De hecho, una exposición excesiva a la luz artificial puede afectar a tu ritmo natural de sueño. Dicho esto, repasar tus apuntes antes de irte a la cama es más bueno que malo. Mientras duermes, tu cerebro refuerza los nuevos recuerdos. Así que si necesitas recordar algo importante, intenta estudiarlo justo antes de dormir. Pero no conviertas tu repaso rápido en una sesión de estudio que dure toda la noche.

Lo diferente es bueno. Es más probable que recuerdes algo que aprendes de varias maneras, indica Academia Teba. Incluso si estás seguro de que conoces un dato o una fórmula, estúdialo de nuevo pero de una manera diferente. Aprender el material de forma diferente te ayuda a retener la información durante más tiempo. Lee tu libro de texto. Escribe algunos apuntes. Mira un vídeo. Dilo en voz alta. Enseña el concepto a otra persona. A lo largo de un mes, un estudiante que utiliza diferentes métodos de estudio retiene cuatro veces más información que sus compañeros. Además, si eres una persona que no repasa hasta el día antes de un examen, lo más probable es que hayas olvidado más del ochenta por ciento de lo que se enseñó en clase.

El repaso es algo bueno. Ponte a prueba o pide a un amigo que te examine. Intenta simular el examen real. Crea un simulacro de examen con preguntas similares a las de la evaluación real. Siéntate en una habitación tranquila y toma el tiempo necesario. Esto te ayudará a descubrir lo que ya sabes y lo que no.

Durante la prueba

Pulveriza. Está demostrado que los olores refrescan la memoria. ¿Recuerdas el consejo de masticar chicle mientras estudias y masticar el mismo sabor de chicle cuando haces un examen? Funciona. Si no eres de los que mastican chicle, puedes rociar perfume o colonia en su lugar. Eso sí, no os paséis con el Axe, chicos.

Deshazte de él. Las descargas cerebrales son fáciles, sencillas y requieren poco tiempo de ejecución. Mientras la información está todavía fresca en tu mente, anota todo lo que puedas olvidar: acrónimos, fechas, datos. Puedes hacerlo en un trozo de papel o en el propio examen y borrarlo después. Así podrás consultar lo que sabes durante todo el examen sin preocuparte de que puedas confundirte u olvidar algún detalle crucial.

Después del examen

Corrige lo incorrecto. Así, cuando vuelvas a mirar tus exámenes anteriores, sabrás en qué te equivocaste. A no ser que seas un genio que haya sacado el perfecto. En ese caso, como lo fuiste.

Aprende del pasado para poder cambiar tu futuro. Revisar los exámenes anteriores puede ser una experiencia embarazosa, pero beneficiosa. Al repasar evaluaciones anteriores, reforzarás los conceptos que ya has aprendido. Muchos cursos se basan en conceptos básicos, por lo que asegurarse de que tu base es sólida te ayudará a tener éxito más adelante. Y lo que es más importante, puedes utilizar los exámenes antiguos para entender lo que realmente buscan tus profesores. Y cómo califican las preguntas subjetivas.